WHO - World Health Organization

09/23/2024 | Press release | Distributed by Public on 09/24/2024 11:20

La OMS insta a mejorar la salud y el bienestar de los adolescentes para velar por la salud de las futuras generaciones

En una nueva publicación científica, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda aumentar urgentemente la inversión en todo el mundo para afrontar los riesgos cambiantes para la salud de los casi 1300 millones de adolescentes de 10 a 19 años y sus necesidades de salud mental, sexual y reproductiva. La adolescencia es una etapa única y crucial en el desarrollo que conlleva importantes transformaciones físicas, emocionales y sociales, y un momento fundamental para sentar las bases de la buena salud a largo plazo.

El Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, ha dicho: «Debemos promover y proteger la salud y los derechos de los jóvenes en pro de un futuro mejor. Si no actuamos frente a las amenazas para su salud, tanto las nuevas como las antiguas, no podremos evitar que sufran consecuencias graves e incluso mortales, ni tampoco los costos económicos cada vez mayores para las sociedades donde viven. Por eso, invertir en servicios y programas de salud para los adolescentes no es solo un imperativo moral, sino una necesidad económica evidente».

Este estudio, que se presentó en un acto paralelo a la Cumbre del Futuro de las Naciones Unidas, revela una serie de tendencias preocupantes observadas en la salud de los adolescentes durante la última década ante las que resulta urgente actuar.

Por ejemplo, como mínimo uno de cada siete adolescentes padece un trastorno mental, y las tasas de depresión y ansiedad en esta etapa son muy elevadas. Además, la anemia entre las adolescentes sigue siendo generalizada y se mantiene en niveles similares a los de 2010, mientras que casi una de cada 10 adolescentes es obesa. Las infecciones de transmisión sexual, como la sífilis, la clamidiosis, la tricomoniasis y el herpes genital, no solo son frecuentes entre los jóvenes, sino que van en aumento y, si no se tratan, pueden tener repercusiones de por vida en su salud.

Por otro lado, la violencia, que se manifiesta de diversas formas, entre ellas el acoso escolar, afecta cada año a millones de jóvenes de todo el mundo y tiene efectos devastadores en su salud física y mental.

También resulta preocupante observar que, cada vez más, se intenta evitar que los adolescentes de ambos sexos reciban atención de salud sexual y reproductiva y una educación sexual integral, en un contexto de creciente oposición a la igualdad de género y los derechos humanos. Las políticas restrictivas sobre la edad de consentimiento limitan el acceso de los jóvenes a los servicios de atención de las infecciones de transmisión sexual y por el VIH. Estas medidas pueden marginarlos, desalentarlos de buscar atención médica y afectar negativamente a su salud de forma duradera.

En el estudio se destacan también otros problemas generales de importancia fundamental para el futuro de los adolescentes, como el cambio climático, las guerras y la desigualdad.

No obstante, los autores del estudio afirman que los resultados de salud se pueden mejorar dedicándoles la inversión y el apoyo adecuados. Por ejemplo, la infección por el VIH entre los adolescentes ha descendido gracias a los esfuerzos coordinados y persistentes realizados en este ámbito. También han disminuido los embarazos entre las adolescentes y prácticas nocivas como la mutilación genital femenina y el matrimonio infantil. Además, se observan muchas tendencias positivas relacionadas con el aumento del tiempo pasado en la escuela, sobre todo en el caso de las niñas; desde 2000, el número de niños en edad de cursar la enseñanza secundaria que no están escolarizados ha descendido casi un 30%.

Ante este panorama, es importante invertir en la salud y el bienestar de los adolescentes, prestando especial atención a aspectos básicos como la educación, la atención de salud y la nutrición. Los autores del estudio piden que se promulguen y apliquen leyes y políticas que protejan la salud y los derechos de los adolescentes, para que los sistemas y servicios de salud satisfagan mejor sus necesidades específicas y para prestar atención prioritaria a su participación y su capacitación en la investigación y la formulación de programas y políticas.

La Alianza para la Salud de la Madre, el Recién Nacido y el Niño coorganizó el acto en el que se presentó la publicación. Su Director Ejecutivo Rajat Khosla explicó: «Los adolescentes tienen una energía increíble. Poseen una enorme creatividad y son capaces de diseñar proyectos formidables para su bienestar y su futuro. Los gobernantes deben escucharlos y permitirles participar en las decisiones que los afectan. Los jóvenes son imprescindibles para la estabilidad social, económica y política del mundo y, si se les da la libertad de acción que necesitan, pueden ayudar a forjar un futuro mejor y más saludable para todos».

A principios de este año, los dirigentes mundiales se comprometieron en la Asamblea Mundial de la Salud a redoblar sus esfuerzos para mejorar la salud maternoinfantil, incluida la de los adolescentes. Si cumplimos estos compromisos, así como los plasmados en el Pacto de las Naciones Unidas para el Futuro, preservaremos y promoveremos la salud y el bienestar de las generaciones actuales y futuras.

Notas para los redactores

Esta publicación se presentó en un acto paralelo de alto nivel a la Asamblea General de las Naciones Unidas organizado por los gobiernos de Chile, Colombia e Irlanda, junto con el Programa sobre Reproducción Humana de las Naciones Unidas, la Alianza para la Salud de la Madre, el Recién Nacido y el Niño y la OMS, y en colaboración con la alianza Family Planning 2023, el Instituto Guttmacher, la Asociación Internacional de Salud del Adolescente, la Escuela Bloomberg de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins, la ONG Plan International, la UNESCO, el UNFPA, la organización Women Deliver y el Yield Hub.

En la Cumbre del Futuro, que se celebrará los días 22 y 23 de septiembre de 2024, se tratará de llegar a un nuevo consenso sobre los cambios que deben introducirse en el sistema internacional para satisfacer mejor las necesidades de las generaciones actuales y futuras.