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11/07/2024 | Press release | Distributed by Public on 11/07/2024 12:40

Murallas con vigías y cañones: cuando los edificios buscaban protegerse de los ataques por mar

Una mañana de hace más de 1000 años, los vecinos de la ría de Arousa vieron cómo el mar se cubría de pequeños puntos oscuros. Minutos después, y a medida que se acercaban a la costa, confirmaron que se trataba de barcos: más de 8000 vikingos entraron en la gallega a bordo de cientos de drakars liderados por Gundrød, el hermano del rey danés Harald.

Años después, ya entrado el siglo XI, otro vikingo organizó la incursión más grande que se ha registrado por escrito en las costas de Galicia. Pasó a la historia como Ulf el gallego, ya que por aquel entonces los vikingos se apodaban con el nombre de la región en la que habían organizado los mayores saqueos.

La mayoría de los navegantes escandinavos que se adentraban en las costas gallegas lo hacían para conseguir provisiones con las que continuar su viaje hacia el Mediterráneo o atraídos por las noticias de las riquezas que se acumulaban en Santiago de Compostela. Sus incursiones provocaron que las comunidades costeras levantasen construcciones de defensa que hoy siguen en pie en numerosos puntos del litoral.

Aunque con otros protagonistas y otros escenarios, historias como estas se han repetido en diferentes lugares del mundo con el mismo resultado: desde Colombia hasta el Mediterráneo, pasando por el este de Estados Unidos, la costa está llena de torres, murallas y fuertes que se levantaron para defender la tierra de las amenazas que llegaban por el mar. En algunos casos, su construcción supuso un reto para la ingeniería.

Catoira: la historia de las torres del Oeste

Cada primer domingo de agosto desde 1961, los vecinos de Catoira, en Pontevedra, se suben a varios drakars (embarcaciones tradicionales vikingas) para escenificar las incursiones que los pueblos del norte realizaban en este punto estratégico de la ría de Arousa. La Romería vikinga se celebra en la desembocadura del río Ulla y a los pies de las Torres do Oeste.

Estas torres formaban parte del Castellum Honesti, una construcción que se fue levantando y completando a lo largo de la alta Edad Media para impedir que los vikingos y los piratas sarracenos pudiesen subir por el río y acercarse a Santiago. El conjunto llegó a contar con un recinto amurallado de planta elíptica, siete torres con espacios para aposentos, puentes levadizos y una ermita.

Restos de una de las torres do Oeste, en Catoira. Noel | Feans (Flickr)

Hoy solo quedan en pie los alzados de dos torres, los restos de una tercera y la capilla. Sus cimientos se levantan sobre un suelo propio de marisma, expuesto a la subida y la bajada de las mareas, en el que se han encontrado restos que muestran que el enclave ya era un punto comercial relevante en la época romana.

Cartagena de Indias: un fuerte con nombre de castillo

Morgan, Drake, Vernon o Leclerq son nombres que han quedado grabados en la historia de Cartagena de Indias (Colombia). Piratas, corsarios y militaresde bandos enemigos atacaron una y otra vez esta ciudad que durante siglos fue un punto estratégico para la corona española en América.

Para proteger Cartagena de Indias de los continuos ataques que sufría, en el siglo XVI se ordenó la construcción de un enorme sistema defensivo que se convirtió en el conjunto de fortificaciones más completo de todo América del Sur. Hoy, el centro histórico de la ciudad continúa rodeado de 11 kilómetros de grandes muros de piedra que tocan las aguas del mar Caribe.

Parte de las murallas de Cartagena de Indias frente al mar. Jaime Bishara (Unsplash)

Durante los siglos en los que los ataques militares y piratas eran frecuentes, a la bahía de Cartagena llegaban también las balas de los cañones disparados desde el castillo san Felipe de Barajas. A pesar de su nombre, no se trata de un palacio, sino de una fortificación construida en el siglo XVI (y completada a lo largo de los tres siglos siguientes) para controlar el terreno desde lo alto de una colina.

El castillo san Felipe de Barajas fue levantado por militares españoles y esclavos africanos, y cuenta con una enorme sucesión de muros, baterías, garitas, cisternas y túneles con espacio para proteger y esconder a cientos de personas. Su construcción se hizo posible con enormes bloques de piedra caliza que se extrajeron de arrecifes y canteras cercanas y que los esclavos arrastraron hasta el cerro.

La historia cuenta - aunque nunca se llegó a confirmar - que había sangre mezclada con otros materiales para impermeabilizar las cisternas, provenientes entre otras cosas, de los bueyes que llevaban los pesados materiales hasta el lugar. Durante siglos, el castillo de san Felipe de Barajas contribuyó a defender Cartagena de Indias de los ataques por mar, y hoy es uno de los edificios históricos más representativos de la ciudad caribeña.

La ciudad de Cartagena de Indias vista desde el castillo san Felipe de Barajas. F Delventhal (Flickr)

De las torres de la Huerta a islas artificiales

La lista de construcciones que nos hablan de un pasado centrado en la defensa de las costas es mucho más larga y variada. En el Mediterráneo destacan nombres como las torres de la Huerta, un grupo de fortificaciones que buscaban defender la costa de Alicante contra ataques piratas.

El principal cometido de los vigías que trabajaban en estas torres era avistar naves enemigas y dar la voz de alarma a la población. Hoy en día, quedan en pie unas 20, pero llegaron a ser más de 30 a lo largo de toda la costa alicantina.

Otro nombre relevante es Fort Sumter, una gran construcción que forma parte de una serie de fortificaciones que se fueron levantando en la costa oeste de Estados Unidos durante el siglo XIX. En aquel momento, los ataques no tenían como protagonistas a los piratas, sino a los barcos militares de Estados Unidos y Reino Unido, enfrentados entre sí.

Cañones en el interior de Fort Sumter. Andrew Parlette (Flickr)

Fort Sumter se levanta sobre una isla artificial en la bahía de Charleston, en Carolina del Sur. Para construir este fuerte, un equipo liderado por ingenieros desplazó miles de toneladas de granito a la bahía y diseñó un sistema de cimientos de ladrillo que nacen varios pies bajo el agua. Fort Sumter ocupa un espacio importante en la historia de Estados Unidos, ya que se considera que allí tuvo lugar la primera batalla de la Guerra de Secesión.