11/07/2024 | News release | Distributed by Public on 11/07/2024 04:40
Las consecuencias incontables de la DANA que hace una semana arrasó Valencia son una terrible muestra de los impactos de la crisis climática. Mostramos nuestro dolor y solidaridad con las personas afectadas y denuncia la falta de preparación política a la hora de enfrentarse a desastres de esta magnitud. También criticamos lanegligencia política y empresarial al tomar decisiones en las que se antepusieron los beneficios económicos por encima de las vidas humanas.
El pasado 29 de octubre varios municipios en distintas zonas de la provincia de Valencia vivieron fuertes episodios de lluvias torrenciales que afectaron especialmente a los pueblos de Utiel, Turís y Chiva, provocando una acumulación de agua en barrancos que desencadenó terribles inundaciones en muchos municipios de la Horta Sud y la Ribera. Vecinos que vivieron la tragedia en primera persona narran lo vivido como un auténtico tsunami, ya que en las localidades afectadas por las inundaciones no llovió. Esta DANA histórica ha provocado, hasta el momento, 217 muertes y 89 desapariciones y ha dejado sin hogar a muchas familias.
España ha vivido su peor evento climático en el siglo a pocos días de que comience la COP29 en Bakú, Azerbaiyán. La región mediterránea es una de las más afectadas por el cambio climático y lamentablemente los impactos del calentamiento no se están haciendo esperar, tal y como ha sucedido en el este y sur de la geografía española, con consecuencias inconmensurables para la población valenciana.
Ante esta situación, queremos poner en valor la solidaridad de la ciudadanía valenciana que está demostrando cómo las soluciones vienen desde lo colectivo, tanto de las personas locales como migrantes, con el apoyo mutuo y los cuidados, tan necesarios en una sociedad cada vez más deshumanizada y polarizada.
El fenómeno de la DANA lleva dándose desde hace siglos en el Mediterráneo, sin embargo la ciencia confirma que en los últimos años se ha visto influenciado por la crisis climática. De hecho, el World Weather Attribution señala que estas lluvias torrenciales han sido un 12% más intensas que en la era preindustrial, y la probabilidad de que se repitan se ve duplicada.
La ciencia lleva décadas alertando de escenarios climáticos cada vez más graves, donde España ocupa una de las posiciones más vulnerables de Europa. La zona mediterránea, en particular, se está convirtiendo en una bomba de relojería, experimentando la tropicalización, con fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes e intensos. En el año 2020 ya se dio un episodio importante con la borrasca Gloria que dejó 13 muertos en el litoral.
La negligencia política a corto y largo plazo y el modelo de producción y consumo, basado en combustibles fósiles, ha sido la principal causa de un desastre de estas características. Por un lado la inacción frente a la emergencia climática tanto a nivel autonómico, estatal e internacional, así como la falta de previsión permitiendo la urbanización en zonas de alto riesgo de inundación. Y por otro lado, la priorización de los beneficios económicos por encima de la vida de la población, tal y como se presenció en la DANA, cuando el Gobierno autonómico no alertó a tiempo a la población y cuando las empresas exigieron a las personas acudir a su centro de trabajo.
No tratar con contundencia la crisis climática, poniendo en peligro la vida de las personas es un crimen.
La crisis climática tiene impactos muy diferenciados, donde las personas más afectadas son las comunidades del Sur, y en este caso, como está sucediendo en Valencia los barrios obreros.
Señalamos las medidas necesariasa aplicar para que una catástrofe de estas características no vuelva a repetirse:
1. Es urgente tomarse en serio la emergencia climática y responder de manera contundente desde todos los sectores implicados, esto incluye la industria de los combustibles fósiles. Es imprescindible actuar en conjunto para reducir radicalmente las emisiones de gases de efecto invernadero. La COP29 es la oportunidad del Gobierno de España y Europeo para demostrar su compromiso con las poblaciones del Sur y el Norte Global.
2. Es necesario establecer planes de adaptación, que permitan que la ciudadanía permanezca segura y se evite la pérdida de vidas humanas. No es de recibo continuar fomentando un urbanismo depredador que construya en zonas inundables, así como un turismo masificado que exacerbe el problema. Se necesitan planes de ordenación urbana y gestión del territorio que sitúen a las personas en el centro, un turismo sostenible, y la gestión eficaz de alertas tempranas ante estos eventos extremos. En este sentido la formación y educación de la ciudadanía para saber cómo actuar ante situaciones de catástrofe también es clave.
3. No podemos olvidar la responsabilidad de las administraciones, pero también de los medios de comunicación a la hora de ofrecer información veraz y contrastada a la ciudadanía. En momentos de caos es indispensable llevar a cabo una labor ejemplar que contribuya a la reconstrucción y se centre principalmente en salvar vidas humanas.
No podemos seguir ignorando la creciente crisis climática cuyas consecuencias directas están costando vidas humanas, también en nuestro territorio. La virulencia de los fenómenos climáticos extremos, como se preveía, es cada vez mayor y sus consecuencias más devastadoras. Urge actuar en la COP29, y esto significa priorizar la vida de las personas y no los beneficios económicos. Es necesario establecer las medidas oportunas para evitar que algo así vuelva a repetirse