UNHCR - Office of the United Nations High Commissioner for Refugees

10/10/2024 | Press release | Distributed by Public on 10/10/2024 15:20

Una exrefugiada siria ofrece sanidad y recuperación a supervivientes de trauma

Lo primero que pensó Jin Davod al despertarse de su sueño antes del amanecer del 6 de febrero de 2023 fue que una bomba, como aquellas de las que ella y su familia habían escapado por poco en Siria nueve años antes, estaba a punto de caer sobre su edificio de apartamentos en Sanliurfa, al sur de Türkiye. En cuestión de segundos, se dio cuenta de que no era una bomba, sino un terremoto, y que ella, sus padres y sus tres hermanos pequeños tenían que salir del edificio lo antes posible.

"Mi padre intentaba abrir la puerta, pero temblaba tanto que no podía girar la llave", recuerda Jin. "Fueron segundos, pero me parecieron horas. Finalmente, cuando abrió la puerta, corrimos lo más rápido que pudimos".

Descalzos y temblando con sus pijamas, la familia llegó hasta su auto, donde pasarían gran parte de los días siguientes esperando a que cesaran las réplicas.

Ese mismo día, Jin entró a las redes sociales y compartió el número de teléfono de Peace Therapist, la plataforma en línea que había diseñado, construido y lanzado un año antes para poner en contacto a personas refugiadas y ciudadanas turcas con servicios de salud mental en varios idiomas.

"Escribí que era gratis para todos los afectados por el terremoto", explica.

En cuestión de horas recibió 200 solicitudes de apoyo, y en pocos días, varios miles. Las peticiones procedían tanto de personas refugiadas como de personas turcas traumatizadas por el fuerte terremoto de magnitud 7,8 y las miles de réplicas que le siguieron.

"Me impactó mucho el número, y también sentí la responsabilidad de hacer algo por estas personas", recuerda Jin. "Así que me puse en contacto con nuestros psicólogos que trabajaban a distancia, y empezaron a hacer muchos cientos de horas de primeros auxilios psicológicos".

Los terrores de la guerra

Era el tipo de apoyo que la propia Jin había necesitado tan desesperadamente cuando llegó a Sanliurfa con su familia siendo una joven de 16 años traumatizada en 2014.

Había pasado una infancia feliz en Raqqa, una ciudad al norte, donde su padre, Hasan, era un conocido dentista. Jin era una estudiante muy trabajadora, centrada en su objetivo de estudiar medicina y convertirse en médico. "Mi vida estaba planeada: a qué universidad iría, qué estudiaría, dónde me quedaría".

El conflicto cambió todo eso, pero su familia no reconoció inmediatamente el peligro. "Empezaron los bombardeos y los combates, pero aún no comprendíamos que era la guerra y que debíamos irnos. Entonces llegó el ISIS y empezaron las cosas realmente malas".

Jin Davod con sus padres y hermanos en su casa de Sanliurfa.

© ACNUR/Ana Brigida

La casa de Jin estaba rodeada de edificios gubernamentales ocupados por los militantes, lo que convirtió al barrio en objetivo de los ataques aéreos. La familia se mantenía encerrada en su apartamento en un perpetuo estado de terror. "El ruido de los bombardeos era constante. No podía comer nada y no dormía porque en cuanto me acostaba, pensaba que no volvería a ver a mi familia", cuenta Jin.

El día en que una bomba cayó en el jardín exterior de su edificio de apartamentos, volando una pared del dormitorio de Jin, la familia comprendió por fin que había llegado el momento de irse, pero tuvieron que esperar varios meses a que llegara el momento adecuado.

Cuando ese momento llegó una mañana temprano, huyeron de la ciudad en auto. Momentos después de llegar a Türkiye, recibieron una llamada de un vecino que les comunicó que el edificio de su apartamento había sido destruido por una bomba. Jin no volvería al hogar en el que había crecido, y nunca conocería el destino de muchos de sus amigos y vecinos.

De superviviente de trauma a empresaria

En Sanliurfa, la familia se mudó a un apartamento alquilado que Jin no abandonó durante un año. "Me encontraba en un estado miserable", confiesa. "Tenía estrés postraumático y pesadillas. No quería hacer nada; me quedaba viendo la pared".

Aún no había aprendido turco y no conocía ningún servicio de consejería en su lengua materna.

Eventualmente, con el apoyo de sus padres, decidió reavivar su sueño de estudiar medicina. Pasó los dos años siguientes aprendiendo turco y estudiando para los exámenes de acceso al instituto y a la universidad, antes de que la aceptaran en la Universidad de Haran, no para estudiar medicina, sino su segunda opción, ingeniería informática.

Jin trabajando con su asistente Rasha Guzel (a la izquierda) y la psicóloga turca Hatice Koroglu (a la derecha).

© ACNUR/Ana Brigida

Fue mientras asistía a dos campamentos de entrenamiento en su segundo año, uno sobre desarrollo de aplicaciones para Android y otro sobre emprendimiento, cuando se le ocurrió la idea de Peace Therapist. "En ese momento empecé a trabajar en ello; era como una esperanza para mí", comparte. "Por todas las dificultades y experiencias que tuve, estaba segura de que otra persona en otro lugar las estaba teniendo".

Elaboró un plan de negocio detallado y empezó a trabajar con desarrolladores de software y psicólogos para crear la plataforma. La empresa empezó a funcionar dos años después y ahora cuenta con una lista de 100 psicólogos que ofrecen sesiones de terapia en línea en turco, árabe, kurdo e inglés. Mientras que quienes pueden permitírselo pagan por las sesiones individuales o de grupo, las poblaciones vulnerables, como las refugiadas, pueden acceder a ellas de manera gratuita.

Reducir el estigma

De acuerdo con Suhail Ahmed, psicólogo sirio que trabaja con Peace Therapist desde hace un año, ofrecer terapia en línea aborda algunas de las barreras que impiden a las personas buscar ayuda para su salud mental.

"Esta plataforma garantiza la confidencialidad y eso reduce el estigma", afirma. "Al hacerlo online, se sienten libres para hablar porque no hay juicios, pueden hablar incluso de temas tabú".

Un problema común entre sus clientes sirios es el trauma relacionado con la crisis y el terremoto, pero también la ansiedad y la depresión relacionadas con su situación en Türkiye.

Cuando un amigo le habló de Peace Therapist a Mahmut El Shekh, antiguo sastre de 63 años de Raqqa, se mostró escéptico, pero rellenó el formulario en línea y enseguida se puso en contacto con Suhail. "Cuando el señor Suhail me preguntó por mi problema, le dije que me sentía como si llevara 100 años solo", recuerda Mahmut.