11/14/2024 | Press release | Distributed by Public on 11/14/2024 15:54
Buenas tardes a todos.
Quiero comenzar expresándoles nuestra gratitud −la de todos los españoles y junto a ellos, personalmente la de la Reina Letizia y mía− por todas las muestras de solidaridad, afecto y apoyo que España ha recibido durante estas semanas desde tantos países (particularmente los iberoamericanos) por los devastadores efectos de las riadas e inundaciones que ha causado esa terrible y extraordinaria depresión atmosférica (la DANA) en numerosas zonas de nuestro país; principalmente en la Comunidad Valenciana, en Castilla-La Mancha y Andalucía.
Más de 220 víctimas mortales y una devastación material extrema, sin precedentes cercanos en nuestro país, nos llenan de dolor y nos ponen a prueba. Ha sido un golpe profundo que ha sacudido la vida de cerca de miles y miles de personas, poniendo al límite la capacidad de respuesta y planteando un enorme desafío.
Con esfuerzo, coraje y unidad…, con la voluntad y el impulso solidario de todos los españoles, y con el apoyo de nuestros amigos, retomaremos nuestro camino de progreso y bienestar. Lo haremos con firmeza, constancia y con la humildad de aprender y no olvidar las lecciones de esta tragedia.
El tiempo apremia y el clima no perdona. Tenemos −como humanidad− las herramientas: la ciencia, la ingeniería, la tecnología, la cooperación…; incluso los recursos. Debemos abordar con mayor celeridad y eficacia nuestra preparación −cada país y también en el ámbito multilateral− y reforzar nuestra capacidad de resistencia y superación, ante la gran diversidad de graves riesgos naturales, no sólo climáticos.
En momentos como este es fundamental que instituciones y sociedad actúen al unísono, poniendo el foco en la ayuda a los damnificados y la reconstrucción de las zonas afectadas. Desde aquí, desde Cuenca, agradecemos todo el apoyo que España está recibiendo. Lo sucedido nos muestra, de la forma más dura y clara, la importancia o incluso la urgencia de trabajar juntos por el bien común.
Un enfoque, el del trabajo conjunto, que nos convoca en Ecuador en esta XV edición del Encuentro Empresarial Iberoamericano en el marco de la XXIX Cumbre Iberoamericana. Este foro, en el que es un placer participar, se ha consolidado como espacio de cooperación entre representantes de varios países que somos cultural e históricamente hermanos. Y nuestro propósito es seguir avanzando en la consecución de los objetivos comunes en beneficio de ese amplísimo espacio −humano y natural en dos continentes− que representa nuestra querida Iberoamérica.
Gracias, Presidente Noboa, de la República del Ecuador, así como a todo el pueblo ecuatoriano, por acogernos en esta bella ciudad andina de Cuenca, cuyo valioso legado histórico e inigualable entorno, la hacen merecedora del reconocimiento por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Señoras y señores,
Han pasado más de tres décadas desde la Iª Cumbre Iberoamericana, en julio de 1991 en Guadalajara, México. Aquella primera cita, que fue un verdadero hito histórico, contó con el impulso decidido también de nuestro país para convertirla un espacio duradero de diálogo e interacción, de cooperación y de avance compartido. Y en ello seguimos, en la senda correcta; aunque todavía, claro, quede mucho por hacer.
"...Este foro, en el que es un placer participar, se ha consolidado como espacio de cooperación entre representantes de varios países que somos cultural e históricamente hermanos. Y nuestro propósito es seguir avanzando en la consecución de los objetivos comunes en beneficio de ese amplísimo espacio −humano y natural en dos continentes− que representa nuestra querida Iberoamérica..."
La historia de esta Iberoamérica está construida sobre la base de los principios de colaboración y solidaridad. A lo largo de los años, hemos forjado un tejido empresarial que, no solo trasciende fronteras, sino que también refleja la diversidad y el nuevo dinamismo de nuestras economías.
Somos socios naturales, con unas profundas y crecientes relaciones económicas, y tenemos la oportunidad de seguir con nuevos proyectos e inversiones que, sin duda, hacen necesaria una mayor implicación. Este encuentro es, precisamente, un claro ejemplo del compromiso conjunto para potenciar el desarrollo sostenible y la innovación en nuestros respectivos países.
Han tenido ustedes la ocasión de abordar temas tan necesarios como la empleabilidad y la inclusión, la competitividad, la sostenibilidad, el liderazgo femenino, la innovación, la IA y las infraestructuras digitales.
También se han centrado en la formación y la empleabilidad de nuestros jóvenes, pieza clave para el progreso y la modernización de nuestras economías. Las nuevas generaciones son el motor de las sociedades y debemos asegurarnos de que tengan las herramientas necesarias para afrontar los desafíos del presente y del futuro.
En esta línea, las Cumbres y sus Encuentros empresariales, ponen de manifiesto de forma creciente el enorme potencial que existe en nuestra Comunidad Iberoamericana, así como la necesidad de fortalecer los lazos que nos unen en este espacio de oportunidades. Iberoamérica es un mosaico de culturas, tradiciones y saberes que, a lo largo de la historia, ha aprendido a superar adversidades a través de la concertación.
oy, más que nunca, necesitamos poner en valor esas fortalezas que nos caracterizan y definen. Nuestros empresarios han demostrado una capacidad inigualable para innovar y adaptarse a un entorno global en constante cambio, enfrentándose incluso a los retos geopolíticos.
Los éxitos y el avance que logran las empresas iberoamericanas son un testimonio de que su constancia nos ha permitido continuar, crecer y prosperar. La innovación y la formación de capital humano deben ser pilares fundamentales de nuestro crecimiento. Por ello, las alianzas entre el sector empresarial y el ámbito académico pueden ser decisivas para impulsar proyectos que no sólo generen beneficios económicos, sino que también impacten más ampliamente en nuestras comunidades.
Aunque la percibimos ya como algo lejano, lo cierto es que la pandemia de la COVID-19, nos dejó lecciones importantes sobre la necesidad de diversificar nuestras economías para potenciar la cooperación entre nuestras comunidades. La inestabilidad económica, las crisis climáticas y las desigualdades sociales, los reequilibrios y tensiones geopolíticas y "geoeconómicas"…, son asuntos que requieren mayor atención concertada y una mayor voluntad de acción conjunta. La capacidad de adaptación se construye, no solo enfrentando estos desafíos, sino anticipándolos y preparándonos para ellos.
Tenemos que ir más allá en la integración económica entre la UE y América Latina: para lo cual es necesario avanzar en una mayor unificación de las cadenas de valor, y eso pasa fundamentalmente por la conclusión de acuerdos comerciales más modernos, como el de la UE y Mercosur; por una mayor inversión productiva y generadora de empleo y valor, que permita desarrollar nuevas tecnologías en la región; y por ayudarnos mutuamente a establecer unas cadenas de suministro seguras en las que Latinoamérica puede desempeñar un papel clave.
Por ello, nuestro compromiso debe ser firme y decidido: necesitamos trabajar juntos para construir un futuro más favorable y equitativo. Os animo a que sigamos puenteando distancias, busquemos alianzas que fortalezcan nuestros sectores económicos y seamos embajadores de la colaboración y solidaridad en nuestras respectivas sociedades. Juntos, podemos hacer de Iberoamérica un referente para el progreso, el conocimiento y la evolución hacia un mundo más sostenible y próspero.
Muchas gracias.