12/04/2024 | Press release | Distributed by Public on 12/04/2024 01:51
La huella digital se puede definir como el rastro de datos que se dejan en Internet en cada uso que hacemos.
Una huella que sirve para que otros consigan información sobre una persona en función de aquella que hemos ido dejando en la web, algo que puede suceder por diversas razones, como registrarnos en una web, crearnos un perfil en una red social o las publicaciones que podamos hacer en la misma.
La también conocida como sombra digital o huella electrónica no siempre resulta obvia. Veamos qué tipología de huella digital existe.
Dependiendo de cómo se generan estos datos que quedan como huella y el control que tenemos sobre ellos podemos encontrarnos con dos tipos de huella digital: la pasiva y la activa.
La huella digital pasiva es aquella información que se recoge sobre nosotros y los dispositivos que utilizamos mientras nos encontramos navegando, sin que necesariamente seamos conscientes de ello.
El historial de navegación, la ubicación o la dirección IP son ejemplos de huella digital pasiva que suelen recopilarse, en líneas generales, para mejorar la experiencia de usuario, optimizar el rendimiento o llevar a cabo análisis de mercado.
A diferencia de la pasiva, la huella digital activa es aquella información que de forma consciente compartimos al utilizar Internet, aplicaciones o servicios online.
Datos dejados en formularios, redes sociales o foros, así como la actividad generada (comentarios, fotos, vídeos) subida a RRSS son algunos ejemplos.
Estamos ante un tipo de huella digital que es intencional y en la que el usuario puede tener un cierto control sobre los datos que está proporcionando, de igual manera que uno es consciente de qué contenido está publicando en redes sociales.
El registro para una newsletter, seguir una página, marcar "me gusta" a una publicación o determinadas interacciones específicas son también parte de la huella activa.
¿Se puede eliminar mi huella digital? Esta es una pregunta que mucha gente se ha planteado en alguna ocasión en su vida.
La respuesta es que resulta prácticamente imposible hacerlo por completo.
Sin embargo, sí pueden llevarse a cabo algunas acciones para minimizar o disminuir la presencia, como desactivar o borrar los perfiles en redes sociales, suscripciones, servicios web o cuentas de compra.
De igual manera, pueden eliminarse las cookies del navegador y evitar que puedan seguir recogiéndose datos.
Nuestros compañeros de Telefónica Tech nos explican en su blog una serie de potenciales riesgos asociados a la huella digital.
Y es que, ya sea mediante la huella digital activa o la pasiva, cuanta más información se disponga sobre nosotros mayor capacidad de perfilados se nos podrán realizar, por lo que los posibles fraudes a los que nos podamos enfrentar serán más sofisticados.
Con estos datos podemos ser más susceptibles de sufrir suplantaciones de identidad, fugas de datos o estafas.
En casos extremos incluso podemos encontrarnos ante riesgos físicos en caso de que puedan aflorar datos como las direcciones de los domicilios.
Hipotéticas suplantaciones de identidad también pueden servir para que los ciberdelincuentes busquen recibir transferencias de dinero con las que contratar falsos servicios como seguros o créditos.
Por otro lado, también podemos encontrarnos con riesgos reputacionales o de imagen si alguien suplanta nuestra identidad en redes sociales y comienza a publicar un contenido alejado de nuestros gustos, preferencias o incluso opiniones políticas. Aunque es cierto que a veces esto se ha utilizado como excusa cuando alguien quiere enmendar alguna publicación inapropiada. Vamos, la versión digital de la excusa de que se ha comido los deberes el perro.
Además de estos potenciales riesgos vinculados con la huella digital, habría que tener en cuenta otras consideraciones relacionadas con este asunto.
Por ejemplo, de cara a posibles búsquedas de trabajo no es descabellado pensar que según qué contenido hayamos podido postear en redes sociales quizá sea contraproducente. Paradigmáticos son los ejemplos de jugadores de fútbol cuya contratación por un nuevo club se ha abortado después de haberse conocido que han proferido insultos en redes sociales contra el que iba a ser su nuevo equipo.
En estos tiempos, la reputación fuera de Internet y la digital van casi de la mano, por lo que tan importante es cuidar una como la otra.
También se debe tener en consideración que algo que está pensado para ser visto en un grupo reducido, pueden acabar saltando a un círculo más amplio ya que no hay ninguna certeza de que vaya a quedar en el espacio original al que se estaba enviando.