La Inteligencia Artificial es una de las innovaciones que más espacio ocupan en la conversación pública actual y, cómo no podía ser de otra forma, el mundo del Derecho no es ajeno a este fenómeno. Aunque ya existen aplicaciones específicamente diseñadas para los operadores jurídicos que emplean inteligencia artificial generativa para facilitar la labor de abogados, fiscales o jueces, pocos se atreven a pronosticar cómo podrán cambiar las profesiones jurídicas en los próximos años gracias a esa inteligencia artificial que promete acercarnos a la conocida como singularidad tecnológica. De igual forma, en el ámbito del compliance la inteligencia artificial promete ser una potente herramienta que ayudará a las organizaciones a desarrollar sistemas de control más robustos con una menor inversión.
Curiosamente, una de las mayores esperanzas que se ha depositado en la inteligencia artificial es que pueda ayudarnos a comprender mejor la inteligencia humana y el funcionamiento del cerebro y la mente del hombre, y es que tan cierto es que en las últimas décadas se han producido notables avances en el ámbito de la neurofisiología, la neurología, la psiquiatría o la psicología, como que seguimos ignorando mucho más de lo que conocemos. Rafael Yuste, neurobiólogo, director del Centro de Neurotecnología de la Universidad de Columbia y uno de los impulsores de la iniciativa BRAIN, ha señalado en diferentes charlas y conferencias que el conocimiento que tenemos del cerebro humano, en una escala del 1 al 10, podría situarse actualmente en un 4, y que resultaría un logro sobresaliente, sin necesidad de imaginar escenarios distópicos, llegar a comprender algo tan aparentemente sencillo como qué es un pensamiento.
Ver el artículo completo en: Revista Electrónica de Responsabilidad Penal de Personas Jurídicas y Compliance, n.º 3, enero de 2024, Editorial Aranzadi.